Es una obra enfocada a realizar una breve narrativa de la fundación de la ciudad de Guayaquil y de sus astilleros que eran considerados los más importantes dentro de la costa del Pacífico Sur, así como de la vida de sus habitantes, siempre asediados por los ataques de piratas, los grandes incendios que devastaron la ciudad y la peste de la fiebre amarilla que diezmó a su población, cuando siendo parte de la Real Audiencia de Quito, también formaba parte de las colonias de ultramar del Imperio español.

En la obra se pone de relieve que la presencia colonial durante tres siglos del poder español en los territorios de América dejó una honda e indeleble huella en la cultura de los pueblos conquistados por la fuerza de las armas.

El abuso de autoridad, los gravosos impuestos y las relaciones comerciales inequitativas que la corona española impuso a la colonia fueron fermentando en su población un sentimiento de malestar y despertando en ella sus ansias de libertad y su decisión de rebelarse para luchar por su independencia.

La Revolución del 9 de Octubre de 1820 es un acontecimiento prolijamente analizado por el autor de la obra, el autor profundiza en las causas y en las consecuencias que se generaron por el triunfo de la Revolución. Los Próceres comprendiendo la importancia de este hito histórico decidieron reclutar soldados y recaudar recursos materiales a fin de destinarlos a la lucha armada de Guayaquil por la Patria, extendiendo el espíritu libertario a todos los pueblos y territorios de la Real Audiencia de Quito.