La ciudad de Bahía de Caráquez fue una de las más afectadas por el terremoto del 16 de abril de 2016. Todo aquello que, sin ayuda estatal, se había podido rehacer con el paso de los años, desde el terremoto de 1998, fue destruido nuevamente. Ante una inminente ola de emigración y desfragmentación del tejido social, y frente a un contexto urbano destruido, la gran pregunta ha sido ¿cómo repensar una nueva ciudad, resiliente y cohesionada, que produzca su propia reactivación física? Con esa duda como interrogante para tema de taller, la clase de Diseño Arquitectónico Integrado II, de octavo semestre de la carrera de arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil inició el trabajo de campo ante un sinfín de adversidades logísticas. Se colaboró con varias entidades del cantón, representantes de barrios, empresarios, asesores, personas desinteresadas y, sobre todo, personeros del Municipio. A partir de la construcción participativa de una visión de ciudad, se desarrollaron tres propuestas urbano-arquitectónicas que materializaban varias vertientes de ese constructo colectivo: planes y proyectos diseñados por equipos de estudiantes durante el semestre académico de octubre de 2016 a febrero de 2017. Este texto ilustra los futuros posibles que se desarrollaron para la ciudad con la meta de continuar incentivando la discusión, la acción y la añorada reactivación colectiva. El proceso ha implicado un esfuerzo de empoderamiento para la propia ciudadanía. Un esfuerzo que les ha llevado a imaginar escenarios en donde toman las riendas de su destino, sin esperar una ayuda que —lastimosamente— siempre ha cesado pocas semanas después de la tragedia, para dar paso al oportunismo político.