En Latinoamérica, en el siglo XX, se implementaron programas de desarrollo de barrios obreros públicos, viviendas asequibles de calidad para la población trabajadora, buscando abordar el déficit habitacional y mejorando las condiciones de vida. En Argentina se creó la Comisión Nacional de Casas Baratas en 1915, Venezuela fundó el Banco Obrero en 1928, y en México se ofrecieron viviendas a través de la Dirección General de Pensiones Civiles y de Retiro en 1938.
Las crisis económicas y migraciones que afectaron a Ecuador motivaron la introducción del problema de la vivienda en el panorama arquitectónico de la ciudad. Además, se creó la Caja del Seguro Social para empleados privados y obreros en 1937, dando inicio a la construcción de diversos barrios como el Barrio Obrero, Venezuela y Orellana en las décadas siguientes.
Estos barrios representan una evolución de los tipos edificatorios y los espacios de transición entre lo público y lo privado que conforman la antesala de los proyectos de vivienda colectiva posteriores. La optimización de los estándares higiénicos de la célula habitacional, el mejoramiento de los sistemas constructivos, y las formas de agrupación en torno a espacios de uso compartido como calles, patios y pasajes son algunos aportes arquitectónicos destacados. Su estudio es fundamental para comprender la modernización y urbanización de Guayaquil, analizando la introducción de principios higienistas y de racionalización de las viviendas en los primeros barrios obreros públicos de la ciudad.