La historia de América Latina evidencia la presencia de una permanente restricción externa, propiciada por la profundidad del atraso económico y las fallas estructurales que emergen de esta condición. En la fase recesiva del ciclo económico de estos países, la restricción se magnifica y pospone la solución de los problemas estructurales de acuerdo con la severidad de la crisis, el impacto del shock externo y lo prolongado que fue el auge previo.
Por lo tanto, si el atraso económico estructural se retroalimenta con las recesiones, la restricción externa involucra un proceso de endeudamiento que, para niveles considerados bajos o moderados en los países industrializados, aumenta la probabilidad de crisis en las economías emergentes y/o poco desarrolladas. Esto ha conllevado a declarar el default de la deuda o a escapar
de este a través de renegociaciones con los diferentes acreedores.
Se afirma que la restricción externa se magnifica porque la misma está presente en la fase de auge económico. En esta etapa, el atraso económico (entiéndase, falta de infraestructura, instituciones generadoras de conocimiento, heterogeneidad productiva, demandas sociales, entre otros) también promueve el endeudamiento. A pesar de que el sector público ostenta altos ingresos,
los gastos crecen a una mayor tasa. Existe una mayor toma de deuda, algo que también experimenta el sector privado. Las demandas económicas y el conflicto social promueven el desahorro en plena expansión económica.